FREDDIE FINGERS LEE, EL FABULOSO PIANISTA TUERTO
Tuve el inmenso honor de acompañar con mi guitarra a este inclasificable personaje junto a Daniel Peña, al bajo, y Fernando Lavado, de Gatos Locos, a la batería, el noviembre del 1995 en una serie de conciertos en el Cotton Club de Lleida y en el Café Hispano de Zaragoza.
Lo que aprendí en esos escasos nueve días de convivencia, juerga y mucho, mucho rock and roll me sirvió para comprender hasta donde llega la calidad humana. Para lo bueno y para lo malo.
El hombre no destrozó ningún piano, ni prendió fuego a su sombrero, ni siquiera se subió encima de las teclas. Ya estaba muy mayor para eso. Lo que si que hizo fue darnos a todos un repaso, una lección de profesionalidad, de savoir fair y de humildad que se tornaba en grandeza en cuanto pisaba un escenario.
Ni siquiera ensayamos. Una sencilla toma de contacto a puerta cerrada en el mismo Cotton Club y a tocar. En media hora me vi compartiendo tablas con toda una leyenda del Rock'n Roll, con el Jerry Lee Lewis europeo, con el tipo que había tocado con casi todos los rockers pioneros del mundo, que había cenado (eso decía él) con Elvis, que compartía una estrecha amistad con Paul McCartney (¡yuyu!) y que seguía manteniendo ese fantástico y vivaz brillo en su único ojo.
Años después coincidí casualmente con él en una reunión de motards en la costa de Tarragona. Me acerque en el descanso de la prueba de sonido y le solté: "Do you remember me Freddie?" El buen hombre se queda mirándome fijamente con su único ojo y me responde con su flemático acento inglés: "I can't remember your name but I can't forget how you play guitar".
Nunca olvidaré sus elogiosas (o no) palabras ni su cualidades como músico y persona. Y espero que ese único ojo siga parpadeando por muchos años, manteniendo vivo su verdadero espíritu del rock and roll.