martes, septiembre 22, 2009

TREINTA AÑOS NO SON NADA…

El pasado mes de junio se cumplieron treinta años de mi bautismo de fuego en los escenarios. Mi estreno como rockero profesional.

Recuperar las tres únicas polaroids del evento ha sido todo un placer al evocar la situación, los protagonistas y los hechos.

Esta primera y única formación, bautizada a posteriori (en ese momento ni siquiera teníamos nombre) por Ildefonso García como Picos Eléctricos, se componía de dos guitarristas cantantes: Ricardo "Ritchie" Moreno y un servidor.

Con un escaso repertorio compuesto por los "hits" del momento (The Wall de Pink Floyd, ¿Que hace una chica como tu en un lugar como este? de Burning y cuatro versiones patilleras más) un "backline" de prestado (ni siquiera tenía guitarra: la de las fotos es una Delfos Stratocaster que gentilmente me prestó mi amigo Mike Monllau) y un acompañamiento de lujo: el bajista y el batería de la mítica orquesta ampostina Los Junior's (los de La Perla Preciosa), nos lanzamos a la piscina en el descanso de la orquesta.

La aventura de Picos Eléctricos no duró demasiado: una actuación más en el Casal Tortosí, (por aquel entonces refugio del lumpen y de los amigos del galope salvaje) en la que perdimos todos los ladrillos del Muro de Pink Floyd pero ganamos la simpatía de la "contracultura" local…

Al poco tiempo el espíritu del Metal se adueñó del alma de mi "partenaire" y yo caí enamorado de la moda juvenil tomando Valium con cerveza. Cosas de la edad.

Estas borrosas fotos marcan el principio de una carrera que me ha dado muchísimas satisfacciones, algunos álbumes y muy poco dinero; pero el absoluto convencimiento de que todavía queda mucho por andar. Y tocar.

Al fin y al cabo, treinta años no son nada…