LAS GRABACIONES CASERAS ESTÁN MATANDO LA MÚSICA Y SON ILEGALES
El pataleo de la industria discográfica no es nuevo. El próximo año va a cumplir seis lustros.
El miedo a perder beneficios, a ver mermadas sus expectativas de negocio promueve campañas como esta, de la British Phonographic Industry en 1980, o mucho más recientes, como la capitaneada por José María Sanz (aka Lo Quillo), Rosario Flores (Hija de) y Chenoa (Triunfita) con el eslógan: "La música es cultura. La música es empleo".
Pues bien, treinta años después, ni las grabaciones caseras han matado la música, ni nadie fue a la cárcel por grabarse el "London Calling" en cassete. Y mucho menos, descargarse canciones a través internet, van a acabar con la música.
Utilizar recursos y conceptos universales como MÚSICA o CULTURA para defender la supervivencia de conceptos particulares como INDUSTRIA DISCOGRÁFICA o DERECHOS DE AUTOR, resulta, cuanto menos, pueril, indecente, inmoral y absurdo.
¿A quien pretenden engañar?