¿MAR O MONTAÑA?
Llegó el día de la verdad. El período anual que tan ansiosamente estábamos esperando muchos. La visita de última hora al decathlon, el último repaso al vehículo o a los documentos de viaje, el botiquín personal (cada uno sabe que es lo que puede necesitar en un momento de apuro) y la consabida labor de hacer el equipaje. El dichoso equipaje. Siempre el doble de lo que realmente vamos a necesitar. Y siempre nos olvidamos de algo. Es nuestro sino.
Y si se viaja en grupo está la cruz de consensuar los destinos, los horarios y las "paradas técnicas". Por no hablar de la elección del lugar donde pernoctar. Un drama.
Pues, para no caer en la disyuntiva, este año, en Chez Pastisset, hemos decidido optar por las dos posibilidades que nos ofrece nuestro vecino galo:
Subiendo a la Bastille de Grenoble en bolas (no me malinterpreten).
Visitando a un desesperado Ian Curtis en Lyon, cuna del fabuloso artista de la plantilla Jef Aérosol.
Ascendiendo hasta la montaña más alta en Isola 2000.
Embriagándonos con los más fragantes perfumes y esencias en la villa de Grasse; al más puro estilo Jean-Baptiste Grenouille.
Respirando el glamour de la Croisette en Cannes.
Y, finalmente, disfrutando del ambiente portuario y bullicioso de Marseille.
Como ven, tenemos para todos los gustos y dos semanas no dan para mucho más.
No me queda más que desearles a tod@s ustedes una feliz canícula y emplazarles, como viene siendo habitual, en septiembre, donde continuaremos con el ritual de lo habitual.
Bon voyage!
Y si se viaja en grupo está la cruz de consensuar los destinos, los horarios y las "paradas técnicas". Por no hablar de la elección del lugar donde pernoctar. Un drama.
Pues, para no caer en la disyuntiva, este año, en Chez Pastisset, hemos decidido optar por las dos posibilidades que nos ofrece nuestro vecino galo:
Subiendo a la Bastille de Grenoble en bolas (no me malinterpreten).
Visitando a un desesperado Ian Curtis en Lyon, cuna del fabuloso artista de la plantilla Jef Aérosol.
Ascendiendo hasta la montaña más alta en Isola 2000.
Embriagándonos con los más fragantes perfumes y esencias en la villa de Grasse; al más puro estilo Jean-Baptiste Grenouille.
Respirando el glamour de la Croisette en Cannes.
Y, finalmente, disfrutando del ambiente portuario y bullicioso de Marseille.
Como ven, tenemos para todos los gustos y dos semanas no dan para mucho más.
No me queda más que desearles a tod@s ustedes una feliz canícula y emplazarles, como viene siendo habitual, en septiembre, donde continuaremos con el ritual de lo habitual.
Bon voyage!