PUBLICIDAD CHABACANA
Sin entrar a juzgar el papel de la mujer y el hombre en la publicidad ni las atormentadas mentes creativas que moldean esos roles, hoy toca hablar de la chabacanería como medio de venta.
Ciertamente, en esto de la publicidad, la tendencia siempre ha sido romper esquemas e ir siempre un poco más allá. Pero, en teoría, con la premisa de la creatividad, la imaginación, la ocurrencia y la chispa innovadora.
Hoy (y siempre) se trata de hacer buenos anuncios que ayuden a vender el producto anunciado, pero (ahí viene lo dificil) que trascienda su mensaje y cale hondo en el imaginario popular, perpetuando, de este modo, la coletilla de turno ("Ahí m'han dao", "Pues va a ser que no", "Hola, soy Edu, feliz navidad", etc.) y engrosando de galardones las estanterias del "creativo" de turno.
Dejando de un lado las sacudidas visuales con las que Oliviero Toscani (por poner un ejemplo) nos emocionaba para que compráramos jerseys de lana en los noventa, o los sueños de machito rebosante que nos sugerian las campañas de Axe al principio de esta década, la sutileza, el buen gusto y el ingenio son cualidades difíciles de vislumbrar en los espacios reservados para la publicidad en todos los medios.
Si ustedes desean profundizar más en el tema les recomiendo este completo sitio dedicado por entero al análisis de la simbología fálica en la publicidad.
Y si se encuentran con alguna muestra de este explícito y chabacano "arte", no duden en comunicármelo.
Hablando de publicidad chabacana, ¿recuerdan el chiste de los Clavos Martínez?
Ciertamente, en esto de la publicidad, la tendencia siempre ha sido romper esquemas e ir siempre un poco más allá. Pero, en teoría, con la premisa de la creatividad, la imaginación, la ocurrencia y la chispa innovadora.
Hoy (y siempre) se trata de hacer buenos anuncios que ayuden a vender el producto anunciado, pero (ahí viene lo dificil) que trascienda su mensaje y cale hondo en el imaginario popular, perpetuando, de este modo, la coletilla de turno ("Ahí m'han dao", "Pues va a ser que no", "Hola, soy Edu, feliz navidad", etc.) y engrosando de galardones las estanterias del "creativo" de turno.
Dejando de un lado las sacudidas visuales con las que Oliviero Toscani (por poner un ejemplo) nos emocionaba para que compráramos jerseys de lana en los noventa, o los sueños de machito rebosante que nos sugerian las campañas de Axe al principio de esta década, la sutileza, el buen gusto y el ingenio son cualidades difíciles de vislumbrar en los espacios reservados para la publicidad en todos los medios.
Si ustedes desean profundizar más en el tema les recomiendo este completo sitio dedicado por entero al análisis de la simbología fálica en la publicidad.
Y si se encuentran con alguna muestra de este explícito y chabacano "arte", no duden en comunicármelo.
Hablando de publicidad chabacana, ¿recuerdan el chiste de los Clavos Martínez?
7 Comments:
El de las rozaduras es tremendo... por cierto, a qué chiste se refiere, refrésqueme la memoria.
Joder qué dura me la ha puesto la maggioratta de los helados. ¡Dura como hielo!
¡Como se nota que usted sabe apreciar la calidad, Don 77!
Don Horror, he encontrado tres versiones del mismo chiste. Yo lo recordaba como en la primera versión, pero las otras dos también tienen su punto:
[Un próspero fabricante de clavos, tratando de ampliar su negocio, decide ir a una agencia publicitaria. Al cabo de un tiempo la agencia tiene listo el spot publicitario, avisado el empresario vuelve a la agencia, y le proyectan el spot que muestra a Jesucristo clavado en la cruz, con la leyenda: «Clavos Martínez: no los quita ni Dios». El empresario, persona profundamente religiosa, se queja vivamente a los creativos y pide con grandes aspavientos que lo cambien de inmediato. A la semana siguiente, el tipo vuelve a la agencia. Y le proyectan el nuevo spot en el que parece Jesús estampado de cabeza en la base de la cruz con el slogan: "Con clavos Martinez esto no habría pasado".]
["Un señor abrió una tienda de clavos y contrató a un creativo para que le diseñara la publicidad de la tienda. Ésta tenía que ser fuera de lo común, impactante y sorprendente. El creativo diseña un cartel con la imagen de Cristo clavada y la frase: «CON CLAVOS MARTÍNEZ, NADA SE LE ESCAPARÁ». Pensando que la iglesia se le echaría encima y los católicos le hundirían, le pide al publicista que le cambie el cartel. El creativo diseñó otro cartel con la imagen de un crucifijo, esta vez vacío, y la frase: «CON CLAVOS MARTÍNEZ, NO SE LE ESCAPARÁ NI CRISTO».]
[Un día, el Papa toma el periódico y observa la foto de Jesucristo colgado en la cruz con los clavos muy relucientes, y lee:
-"Con clavos Martínez, no se escapa ni Cristo".
El Papa, muy enfadado hace que avisen al tal Martínez para que retire ese anuncio.
Al cabo de una semana, vuelve a mirar el periódico y ve esta vez la misma cruz, pero sin nadie.
Abajo, se leía:
-"Con clavos Martínez, esto no hubiera pasado".]
El de la envidia del pene me ha llegado al alma...
La publicidad, como todo en esta vida, ha de ser deliciosa, como los spots creados por maese Jonathan Glazer, o, como esta muestra que usted recopila, de un mal gusto atroz. Nos guste o no, ya no hay termino medio y nuestra afición por estos derroteros nos pierde muy mucho.
Por cierto, y cayendo en el tópico ¿la "culpa" que exista publicidad así es del creativo o del cliente? (dudeo)
Apostilla: Le he dejado un mail en su buzón...
No le quepa la menor duda, Don Higro, que la única responsabilidad reside en el "creativo" que, a falta de las premisas citadas en el post, recurre a la grosería, el chiste facil y lo grotesco para salirse de lo común.
Ahora bien, queda claro que no todos podemos ser como Chris Cunningham…
La tercera versión del chiste es la mejor, sin duda.
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